El aragonés, al igual que el resto de lenguas romances, tiene su origen en el latín vulgar que tras la caída del Imperio Romano, y la pérdida de una metrópoli que mantuviese el estandar culto de la lengua, fue evolucionando a lo largo de los siglos hasta adquirir la personalidad que le hace consolidarse como lengua diferenciada del latín.
Representación d'el retacule sufierto per l'Aragonés |
En el caso concreto del aragonés desarrolla sus características bajo un sustrato vascón. Es con la expansión del Reino de Aragón, en los siglos XIII y XIV, con motivo de la reconquista cuando la lengua alcanzará su máxima extensión. En este período recibe la denominación de navarroaragones, por ser ésta lengua del Reino de Aragón y del Reino de Navarra no vascófono (incluyéndo la Rioja)
Es con la llegada al Reino de Aragón de la dinastía castellana Trastámara, cuando el aragonés empieza a sufrir una sustitución linguística en favor del castellano, que perdura en nuestros días. La implantación de los Decretos de Nueva planta en 1714 supone un paso más en esta dirección al convertir de facto al castellano como lengua administrativa y de enseñamiento, discriminación que llega hasta nuestros días. Cuando la extensión del aragonés ha quedado reducida a los Pirineos, conservándose con vitalidad en unos pocos valles del mismo.
En 2009 es aprobada por las Cortes de Aragón una ley de lenguas que reconoce a Aragonés y Catalán como lenguas propias y regula su uso, protección y promoción. Aunque el cambio de gobierno que se produce en 2011 y en el que participan dos de los tres partidos que se opusieron a la misma - PP y PAR- coloca a la ley en una situación muy comprometida.