LA ORQUESTINA FABIROL - ZINCA TRAIDORA
LETRA y TRADUCCIÓN
ZINCA TRAIDORA (AN)
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Por o barranco de Biembro
puya Felipón d'a Flor
con a estral bien esmolada
d'o ferrero Lorenzón.
Se sentiban as estrals
trucando en a madera
y cayeban firmes trallos
rodando por a ladera.
Denzima de dos conchez
se ban adobando os trallos,
se fan mortesas y estachas
y o ligallo pía os trampos.
Ya ye clabau o ropero,
ya ye colgau o salau
y os boticos plens d’esprito
que augua ya en tenemos prou.
Zinca traidora, Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
En a escorra Plantapera
una galta ye amorrada:
sesentén abozinau
u entena que ye prou larga.
Y o puntero de debán
escazila ta os d'atrás,
pero espeta o coderón:
«a yo rai, dixa-me estar».
Ta salir d'o contornillo
cal ubrir os lapazons,
abuchar dende a nabata
y mullar-se os calzons.
S’ha perdiu algo de broza
pero encara en queda bin,
tornarén a nabatiar
que o río ye o camín.
Zinca traidora, Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
Zinca traidora,Zinca traidora
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
En llegando a l'Entremón
¡enzierta bien, Pallaruelo,
ta pasar o foricón
sin rader-nos o tozuelo!
Poqué a poqué, alacando,
s'arrima a nabata a o canto
y apañando a peirada
a luz ya se ba amortando.
Os pantanos nos afogan,
ya no baixan os dobleros,
pero Zinca serás siempre
o gran río nabatero.
Ya no trucan as estrals,
sólo se siente o silenzio,
pero Zinca serás siempre
o gran río nabatero.
Zinca traidora, Zinca traidora,
que as piedras amuestras
y os ombres afogas.
ZINCA TRAIDOR (CAST)
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
que las piedras enseñas
y los hombres ahogas.
Por el barranco de Biembro
sube Felipón d’a Flor
con el hacha bien afilada
del herrero Lorenzon.
Se oían las hachas
golpeando en la madera
y caían grandes troncos
rodando por la ladera.
Encima de dos registros
se van preparando los troncos,
se hacen muescas y rebajes
y los verdugos atan los trampos.
Ya está colocado el ropero,
ya está colgado el tocino salado
y los odres llenos de vino
que agua ya tenemos bastante.
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
y los hombres ahogas
En la rasa de Plantapera
una nabata de cuatro tramos ha chocado: tronco de sesenta palmos escorado
o mástil demasiado largo.
Y el remero de delante
chilla a los de detrás,
pero salta el del final:
«a mí déjame en paz».
Para salir del apuro
hay que abrir los maderos exteriores, empujar desde la nabata
y mojarse los calzones.
Se ha perdido algo de material
pero aún queda vino,
volveremos a navegar
que el río es el camino.
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
y los hombres ahogas
Al llegar al Entremón
¡atina, Pallaruelo,
para pasar el agujero
sin rascarnos la cabeza!
Poco a poco orillando,
se acerca la nabata a tierra
y arreglando el atraque
el dia va oscureciendo.
Los pantanos nos ahogan,
ya no bajan grandes troncos,
pero Cinca siempre serás
el gran río nabatero.
Ya no golpean las hachas,
sólo se oye el silencio,
pero Cinca siempre serás
el gran río nabatero
golpeando en la madera
y caían grandes troncos
rodando por la ladera.
Encima de dos registros
se van preparando los troncos,
se hacen muescas y rebajes
y los verdugos atan los trampos.
Ya está colocado el ropero,
ya está colgado el tocino salado
y los odres llenos de vino
que agua ya tenemos bastante.
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
y los hombres ahogasque las piedras enseñas
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
En la rasa de Plantapera
una nabata de cuatro tramos ha chocado: tronco de sesenta palmos escorado
o mástil demasiado largo.
Y el remero de delante
chilla a los de detrás,
pero salta el del final:
«a mí déjame en paz».
Para salir del apuro
hay que abrir los maderos exteriores, empujar desde la nabata
y mojarse los calzones.
Se ha perdido algo de material
pero aún queda vino,
volveremos a navegar
que el río es el camino.
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
y los hombres ahogasque las piedras enseñas
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
Al llegar al Entremón
¡atina, Pallaruelo,
para pasar el agujero
sin rascarnos la cabeza!
Poco a poco orillando,
se acerca la nabata a tierra
y arreglando el atraque
el dia va oscureciendo.
Los pantanos nos ahogan,
ya no bajan grandes troncos,
pero Cinca siempre serás
el gran río nabatero.
Ya no golpean las hachas,
sólo se oye el silencio,
pero Cinca siempre serás
el gran río nabatero
Cinca traidor, Cinca traidor
que las piedras enseñas
y los hombres ahogasque las piedras enseñas
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